La Iglesia tiene varias razones para existir en el mundo hoy. Estos propósitos importantes se originan divinamente y se pueden encontrar en el Nuevo Testamento.


En lo que parecen ser las horas finales del presente orden a la luz de las Escrituras, existe una preocupación creciente por el papel de la Iglesia. La denominación “Babel,” o confusión doctrinal, está claramente en desacuerdo con las principales referencias bíblicas a la Iglesia. Esta “confusión de la iglesia” comenzó con el Concilio de Nicea en el año 325 D.C. cuando la Iglesia de Dios en los días de los Apóstoles cayo en lo que la historia ha llamado la “Edad Oscura.”

Durante los siguientes 1,578 años, hubo unos rayos de luz mientras la VERDAD sumergida luchaba por brillar, por la providencia de Dios, en la “oscuridad densa” de este mundo. Luego vino una revelación divina el 13 de Junio de 1903 en lo que es ahora conocido como los Campos del Bosque. A pesar de que recibió una bienvenida en corazones hambrientos que la escucharon, y aunque miles la han aceptado, el enemigo de la VERDAD ha desatado una guerra incesante en contra ella. Solo esta es la prueba más convincente de su veracidad.

La Biblia declara que Cristo vino a “…juntase en uno los hijos de Dios que estaban derramados” (Juan 11:52); lea también Efesios 1:10. Jesús estableció Su Iglesia como el “rebaño” (Juan 10:14-16) la cual es su cuerpo y manifestará toda Su plenitud en ella (Efesios 1:22, 23). Por lo tanto, es imperativo que el mundo conozca acerca de La Iglesia de Dios, “…la iglesia del Dios vivo, columna y apoyo de la verdad” (1 Timoteo 3:15).


Mantener y Guardar la Fe

La fe del Evangelio se ha entregado únicamente en las manos de la Iglesia y, por lo tanto, la responsabilidad de mantener y guardar la fe descansa sobre los hombros de la Iglesia.

“…amonestándoos que contendáis eficazmente por la fe que ha sido una vez dada á los santos” (Judas 3).

“Y si no fuere tan presto, para que sepas cómo te conviene conversar en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y apoyo de la verdad” (1 Timoteo 3:15).

Lea también Filipenses 1:27-30 y 1 Timoteo 1:3.

Es el deber de la Iglesia de Dios mantener la fe pura y sin adulterar y defenderla contra todo enemigo. Una fase de guardar y proteger la fe es buscar y poner en práctica las leyes de Dios para la Iglesia, la restauración completa de la doctrina del Nuevo Testamento y los principios gobernantes de Dios.


Predicar el Evangelio Completo al Mundo

Además de proteger y defender la fe, es un deber y una obligación de la Iglesia predicar el Evangelio. El mundo no será evangelizado completamente, incluso si fueran alcanzados por las iglesias denominacionales, hasta que el evangelio completo sea predicado a toda criatura. 

“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).

Este evangelio se entrego sólo a la Iglesia. La “Gran Comisión” fue dada a la Iglesia de Dios a través de los Apóstoles. (Mateo 28: 16-20) Ninguna otra persona, o grupo de personas, lo ha recibido. 2 Corintios 5:18, 19 nos dice que a nosotros (la Iglesia) se nos ha dado el ministerio de la reconciliación. Cuando Cristo estuvo en la tierra, dijo: “…Yo soy la luz del mundo…” (Juan 8:12; 9:5), pero antes de regresar al cielo, le dijo a la Iglesia: “Vosotros sois la luz del mundo...” (Mateo 5:14).


De Reunir a los Hijos de Dios en un Cuerpo

Aunque Dios nos ha dado la obligación de ayudar a salvar a los perdidos, nuestra misión aún está incompleta sin predicarles la verdad sobre el cuerpo de Cristo aquí en la tierra.

“Y de aclarar á todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que crió todas las cosas. Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora notificada por la iglesia á los principados y potestades en los cielos,” (Efesios 3:9, 10). 

“De reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra:” (Efesios 1:10).


De Proveer las "herramientas" para la Perfección de los Santos

Es perfectamente obvio que los hijos de Dios no pueden ser perfeccionados si están dispersos entre varias iglesias, se les enseña una variedad de doctrinas y están sujetos a diferentes gobiernos. Por lo tanto, la Iglesia de Dios es el lugar donde Dios ha planeado de reunir a todos Sus hijos para que sean perfeccionados.

“Y él mismo dió unos, ciertamente apóstoles; y otros, profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y doctores; Para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo; Hasta que todos lleguemos á la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, á un varón perfecto, á la medida de la edad de la plenitud de Cristo: Que ya no seamos niños fluctuantes, y llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que, para engañar, emplean con astucia los artificios del error: Antes siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todas cosas en aquel que es la cabeza, a saber, Cristo; Del cual, todo el cuerpo compuesto y bien ligado entre sí por todas las junturas de su alimento, que recibe según la operación, cada miembro conforme á su medida toma aumento de cuerpo edificándose en amor” (Efesios 4:11-16). 

Es el trabajo de la Iglesia de prepararse: “…y su esposa se ha aparejado” (Apocalipsis 19:7). 

“Para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha” (Efesios 5:27).